Posicionamiento del Diputado Ricardo Monreal en el Congreso Nacional, el 1 de septiembre de 2013.
El gobierno es un sistema mediante el cual una minoría controla a una mayoría. Tan bien funciona ese sistema, que las mayorías a veces creen que ellos son quienes tienen el control. Cuando las mayorías ponen en duda esto, es cuando puede iniciar el principio del fin de un sistema de gobierno...para empezar otro sistema de gobierno...se repite el ciclo. En la actualidad, el sistema de gobierno que ha permitido a los grupos minoritarios que establecieron el orden mundial mantener el control, es la partidocracia, erróneamente aún considerada por muchos como si fuera democracia. Me refiero a la Partidocracia como algo antidemocrático porque mediante los partidos, los grupos con el poder económico deciden quienes son los que pueden ser candidatos a participar en los órganos en que supuestamente se ejerce democracia participativa. Los grupos de poder, a través de los partidos, hacen creer a los ciudadanos que ellos deciden, que ellos eligen a sus representantes en las instancias en que se toman decisiones que someten sus vidas, como por ejemplo los impuestos, el sistema educativo, las políticas laborales, el acceso a los sistemas de salud financiados por el Estado, entre otros.
Como las personas que llegan a los diferentes órganos de decisión en los países, como por ejemplo los senadores y diputados o su equivalente, los presidentes o primeros ministros, y los encargados de supuestamente vigilar el cumplimiento de las leyes, en los hechos no representan los intereses de la mayoría de los ciudadanos, sus decisiones suelen ser antipopulares, ya que cada vez es más obvio que legislan y ejecutan en favor de quienes detentan el poder económico. Esto ocurre en todos los continentes, y es lo que al paso de los años, lleva a crisis como las que actualmente se viven a nivel global. Los Españoles, muchos de los cuales por unos años se creyeron su patria era una potencia mundial, hoy se encuentran sumidos en la incertidumbre financiera, lo cual a su vez es motivo de depresión personal. Los griegos soportan una deuda injustificada, que compromete a las siguientes generaciones de helenos.
La partidocracia suele acomodarse con dos partidos. Así, en Estados Unidos se escoge entre Republicanos y Demócratas, en España entre el Partido Popular y el Partido Socialista. Y así podemos asomarnos en diferentes países y veremos que la partidocracia se acomoda bien con el bipartidismo. Así que a los ciudadanos se les hace creer que viven en democracia, que tienen capacidad de elegir, solo porque se les permite escoger entre un partido u otro, pasando los años con ambos partidos sucediendose uno a otro y regresando cada uno de tiempo en tiempo. México no es la excepción de cómo funciona la partidocracia con bipartidismo, y como suele ocurrir en los bipartidismos, resulta que los dos partidos que se alternan en el poder tienen más semejanzas que diferencias. En México esos dos partidos son el PRI y el PAN. En 2000 a los mexicanos se les hizo creer que el PAN llegaba al poder para dejar atrás el pasado bajo el PRI. Pocos notaban que el PAN llegaba porque el PRI así lo permitía, por que un presidente PRIísta (Carlos Salinas de Gortari) modificó las leyes para promover el arribo a la Presidencia del PANista Vicente Fox. Pero aún peor para los mexicanos: Carlos Salinas, que llegó a Presidente por fraude electoral, solo fue instrumento de grupos de poder internacionales. Los mismos que al tiempo que querían a Fox en México, también decidieron tener a George W. Bush en Estados Unidos. Lo demás es mero teatro para los pueblos: crearles una buena campaña, inventar una buena historia, para que la gente crea que son las mayorías las que decidieron llevarlos a Jefes de Estado.
Pero en México el bipartidismo ha topado con una piedra: una izquierda que se agrupó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y que ha presentado candidatos a la Presidencia de corte nacionalista, lo cual no conviene a los grupos de poder, ya que estos grupos requieren gobernantes latinoamericanos entreguistas, apátridas y traidores. Como los mexicanos no han podido ser del todo manipulados ideologicamente, el PRD además de ganar políticamente la Ciudad de México, ha logrado por lo menos dos triunfos en cuatro sexenios, lo cual ha obligado a imponer Presidentes del PRI o del PAN por medio de fraude electoral, lo cual ha llevado a una inconformidad cada vez mayor contra los gobiernos considerados ilegítimos por una buena parte de la ciudadanía. Por si fuera poco, los gobiernos impuestos en contra de la votación de los mexicanos, han gobernado afectando los intereses nacionales y llevando gradualmente pero de forma cada vez más acelerada, a la entrega a intereses privados pasando por los intereses públicos. Los políticos mexicanos cada vez se alejan más de aquellos a quienes supuestamente representan, y son cada vez más, viles ladrones. Roban el dinero público para enriquecerse cada vez más en menos tiempo. Son ladrones que utilizan diferentes mecanismos para quedarse con el dinero de los contribuyentes. Esta delincuencia organizada de los políticos y sus cómplices, es la que ha provocado la caída de la calidad y cobertura de los servicios públicos de salud, para favorecer a los servicios privados. Esta clase política representada por el PRI y el PAN, además de muchos cómplices en otros partidos, es la que ha permitido desde hace varios años que se viole la constitución en materia de energía, y que ahora quiere modificar la constitución para de una vez por todas dejar a México sin su riqueza petrolera al servicio de los mexicanos. Este bipartidismo mexicano, lleno de políticos cada vez más ricos legislando en contra de la mayoría de los mexicanos, es el aliado del crimen organizado que ha puesto al ejército al servicio de delincuentes y que ha obligado a que se formen cada vez más grupos de autodefensa. La clase política mexicana, nos ha dejado claro que en México, al igual que en otras partidocracias, per de manera más obvia, no existe la democracia. Si en México los diputados y senadores fueran demócratas, no legislarían a favor de la iniciativa privada de élite nacional y extranjera, sino que legislarían favoreciendo a la mayoría de los mexicanos actuales y a las siguientes generaciones.
Diversas manifestaciones en México este 1ro de septiembre de 2013. Si hubiera democracia en México, ni siquiera estarían discutiéndose las reformas que están dando lugar a tantas manifestaciones de rechazo en todo el país. Las manifestaciones en sí son consecuencia del Estado ausente de Derecho y Democracia que se vive en nuestro país. Además de que se discuten reformas que la mayoría de los mexicanos rechaza -lo cual es en sí muestra de la antidemocrática vida nacional-, los medios de comunicación serviles a los grupos de poder económico critican a quienes ejercen su legítimo derecho a manifestar su opinión en las distintas formas, incluyendo marchas. Peor aún, los grupos de poder tratan -y a veces lo logran- de reprimir las manifestaciones de los pueblos sirviendose para ellos del mismo pueblo, representado por policías y militares. Muchos de ellos obligados a serlo por la falta de oportunidad que tuvieron de poder ganarse la vida de una manera más digna que no fuera sirviendo a los intereses de los mismos que son culpables de que no hayan tenido mejores opciones.
El sexenio de Felipe Calderón - que llegó a la Presidencia de México tras el fraude electoral - resultó peor que el de Vicente Fox. Y para demostrar que las cosas siempre pueden ser peores, el sexenio de Peña Nieto está siendo mucho peor que el de Calderón en este primer año de desgobierno. No es cuestión de partidos, es necesidad de que de una vez por todas se derrumbe el actual sistema y se empiece a construir uno nuevo. Lo que está claro es lo que hay que destruir...habrá que cuidar bien lo que se quiere construir.
Diversas manifestaciones en México este 1ro de septiembre de 2013. Si hubiera democracia en México, ni siquiera estarían discutiéndose las reformas que están dando lugar a tantas manifestaciones de rechazo en todo el país. Las manifestaciones en sí son consecuencia del Estado ausente de Derecho y Democracia que se vive en nuestro país. Además de que se discuten reformas que la mayoría de los mexicanos rechaza -lo cual es en sí muestra de la antidemocrática vida nacional-, los medios de comunicación serviles a los grupos de poder económico critican a quienes ejercen su legítimo derecho a manifestar su opinión en las distintas formas, incluyendo marchas. Peor aún, los grupos de poder tratan -y a veces lo logran- de reprimir las manifestaciones de los pueblos sirviendose para ellos del mismo pueblo, representado por policías y militares. Muchos de ellos obligados a serlo por la falta de oportunidad que tuvieron de poder ganarse la vida de una manera más digna que no fuera sirviendo a los intereses de los mismos que son culpables de que no hayan tenido mejores opciones.
El sexenio de Felipe Calderón - que llegó a la Presidencia de México tras el fraude electoral - resultó peor que el de Vicente Fox. Y para demostrar que las cosas siempre pueden ser peores, el sexenio de Peña Nieto está siendo mucho peor que el de Calderón en este primer año de desgobierno. No es cuestión de partidos, es necesidad de que de una vez por todas se derrumbe el actual sistema y se empiece a construir uno nuevo. Lo que está claro es lo que hay que destruir...habrá que cuidar bien lo que se quiere construir.
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