Desde hace décadas, las celebraciones navideñas excedieron su significado religioso para convertirse en un icono de celebración familiar y buena voluntad. Y claro, bajo el amparo de esta consigna: en uno de los más fuertes motores económicos del mundo.
A pesar de que cada país adopta y 'adapta' la mayoría de tradiciones navideñas a su conveniencia, muchas de ellas se mantienen intactas internacionalmente. En el hemisferio sur, por ejemplo, se puede ver nieve simulada en los escaparates de las tiendas e incluso promotores disfrazados con los invernales ropajes de 'Santa Claus', mientras la temperatura externa supera muchas veces los 30 grados. En regiones desérticas del norte del continente americano, mientras, se pagan importantes cifras por conseguir pinos que adornar y muérdago para colgar sobre las puertas. Mucha de esta incongruencia viene del deseo de imitar la Navidad tal y como se presenta desde industria cinematográfica, que a pesar de tener su meca en el cálido Hollywood, se las ingenia siempre para mudar la Navidad a paisajes invernales. ¿O será porque nos hemos convencido de que 'Santa' tiene su taller escondido en el Polo Norte?
Fuente: http://www.tudiscovery.com/
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