México debutó ayer domingo 8 de marzo en el Clásico Mundial de Béisbol con una vergonzosa presentación. No solo perdió ante Australia como local, sino que fue aplastado 17-7. Ante la superioridad evidente del equipo Australiano, el juego se suspendió luego de ocho entradas, ya que se le aplicó a México la regla de derrota por nocaut. Esto ocurrió -por si fuera poco- en la ciudad de México, en el parque de los Diablos Rojos, el Foro Sol. El público que quedó al final del partido terminó coreando a favor de Australia. El pitcheo mexicano dió muestras de su delizadeza desde el inicio del partido, cuando Oliver Pérez admitió en la misma primera entrada tres carreras con dos jonrones antes de poder sacar el primer out. Vinicio "Vinny" Castilla, manager de México, dió muestras una vez más de que todavía le falta para poder hacer un buen trabajo en la dirección de un equipo de béisbol a este nivel: con el juego empatado 7-7, el lanzador mexicano Rafael Díaz inició ponchando a los dos primeros bateadores. Castilla entonces lo sacó del juego y trajo a Ricardo Rincón que fue recibido con imparable. Rincón fue retirado y empezó la fiesta de Australia, que anotó tres carreras antes de que los lanzadores mexicanos pudieran sacar el tercer out del ining. Así que las cosas no pintan nada bien para el béisbol mexicano. Sumado al error de Castilla con el pitcheo, al que además dejó impresión de que no les daba tiempo suficiente para calentar el brazo, los mexicanos mostraron una actitud poco favorable apenas se vieron abajo en el marcador en la sexta entrada. México aún tiene posibilidades matemáticas, pero de inicio se ha visto demasiado vulnerable ante un equipo que no es una potencia, así que no pronostico un buen lugar en el torneo para el tricolor. Incluso pudieramos estar pensando en que el papel del 2006 fue mejor que el que pudiera tener ahora, salvo que la suerte les ayude mucho.
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